
«E
sta fue la primera vez que fuimos clientes y arquitectos, un desafío único», dice Sara di Maio sobre el apartamento de 3 dormitorios en Palma que ella y su esposo, Héctor Parra Alvarez, terminaron el pasado mes de septiembre. La pareja, que se conoció mientras vivía en Londres, se mudó a Mallorca en 2022. Di Maio creció entre Nápoles y Roma y trabajó en Londres para salas de exposición de cocinas de alta gama y para las empresas de mármol de lujo Salvatori y Lapicida, antes de dedicarse a la consultoría de diseñadores y marcas. Álvarez, originario de Léon (España), estudió arquitectura y ha trabajado en proyectos comerciales y residenciales durante más de una década.
Cuando decidieron instalarse en Mallorca con su hijo pequeño, sabían que sería una oportunidad para hacer un proyecto juntos. «Estábamos ansiosos por encontrar algo que pudiéramos llamar hogar, un proyecto en el que Héctor pudiera mostrar su arquitectura y yo pudiera hacer los interiores, y mostrarle a la gente lo que habíamos estado haciendo en Londres durante los últimos 15 años», explica Di Maio. Al principio, se fijaron en fincas antiguas con mucho espacio: «Estábamos pensando en un lugar donde pudiéramos alojar nuestro estudio y, tal vez, tener dos apartamentos para alquilar. Era un proyecto precioso, pero parecía demasiado, entre el presupuesto y los permisos», comenta Di Maio. Pasaba el tiempo y, como ella dice, «pasó a la práctica». Después de revisar varios lugares de Palma, encontraron uno de esos pocos anuncios en Idealista que parece demasiado bueno para ser verdad. Ubicado en el barrio de Arxiduc de Palma, a 5 minutos a pie de la escuela de su hijo, se encontraba un apartamento deteriorado en el tercer piso. «Sabía que era perfecto para nuestro primer proyecto. Era un desastre, con grandes paredes de hormigón, muy extravagante, pero me intrigó», relata Di Maio. Álvarez estaba un poco inseguro, pero debido al precio tangible y al balcón soleado, se apresuraron a hacerlo.















