May 15, 2025
Tras la estela de Palma Vela
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Helene Huret
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Tras la estela de Palma Vela
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Foto: Duncan Kendall
«H

ola Hélène, nos vemos el viernes a las 11:30 a.m. Vamos a subir a un barco de prensa. Llévate una chaqueta impermeable, ¡podría mojarse!» El mensaje es directo, casi una advertencia. El viernes por la mañana entré por primera vez en los terrenos del Real Club Náutico de Palma. Fundado hace setenta y ocho años, el club es la meca de la navegación por el Mediterráneo. Organiza varias regatas importantes cada año, incluida la famosa Copa del Rey, un evento de alto nivel caracterizado por la presencia regular de la familia real, y Palma Vela. «Palma Vela es una regata muy popular porque es fácil, fluida y genial», explica Viviane Mainemare, coordinadora deportiva del RCNP. «Para nosotros, es todo un desafío: todos los barcos que participan en la regata están amarrados en el club, ¡y hay setenta personas involucradas en la organización!»

Durante cuatro días, Palma Vela reúne 110 yates de 19 países. Compiten once clases, desde pequeños yates de 6 metros hasta majestuosos maxi yates de 30 metros. El ambiente es concentrado pero relajado, con tripulaciones que mezclan profesionales experimentados y aficionados apasionados. Se han definido tres zonas de regata: dos recorridos «a barlovento y sotavento» (balovento y sotavento, como se dice aquí) y un recorrido costero cuyo itinerario, mantenido en secreto hasta la última media hora, depende de los caprichos del viento.

En la oficina de prensa, la emoción es palpable. Una mesa grande está repleta de ordenadores, teléfonos, teleobjetivos y bolsas impermeables. Media docena de fotógrafos especializados en regatas marinas están finalizando sus equipos. El programa del día está publicado en una pizarra. Los dos oficiales de prensa dividen a los reporteros en costillas y distribuyen cestas de picnic. «Comemos en el barco», explica Franco, un fotógrafo italiano que lleva veinte años especializándose en fotografiar a Maxis, la Fórmula 1 de los mares. «Tienes que tener algo en el estómago si no quieres marearte».

A

l mediodía, abordamos un barco naranja con forma de «prensa» del zodiaco, conducido por Juan. Este aficionado a la navegación y la velocidad aprovecha su tiempo libre para pilotar a los periodistas lo más cerca posible de la acción. Conoce la bahía de Palma y las zonas de regatas como la palma de su mano, y sabe cómo anticipar las mejores trayectorias para las fotos.

Nos dirigimos a la línea de salida de los ORC 2 y 3, yates de diez a doce metros. En el agua, la organización es meticulosa: el barco del comité coloca las boyas, incluyendo el «alfiler» (el punto de partida) y el balovento, ubicado a barlovento. Pero hoy, con la mala pasada del viento, se reposicionaron las boyas y se retrasó la salida. «Una regata», explica Franco, «es una alternancia de largas esperas y picos de adrenalina. Cuando hay calma, puedes comer algo. Cuando empieza, nos callamos y disparamos».

La línea de salida es una línea imaginaria entre el barco del comité y la boya. Aquí es donde todo se reduce a eso: los yates deben partir exactamente a tiempo, sin cruzar la línea demasiado pronto o tendrán que volver a zarpar. «Es el momento más caluroso de la regata», comenta Juan. Mientras espera a que el viento se estabilice, Juan impulsa nuestro Zodiac hacia los Maxi yates, que ya han zarpado. Aquí, la escala cambia. Estos gigantes de 30 metros, con mástiles de 46 metros de altura y velas de fibra de carbono, avanzan a una velocidad de más de 20 nudos. El comienzo estuvo lleno de acontecimientos: Magic Carpet-e, la última incorporación a la clase Maxi, que ganó el primer día de regata por goleada, chocó con Spirit of Lorina. Como resultado, ambos yates tuvieron que retirarse.

«Cuando sigues un barco de 6 metros, tienes que mantener una buena distancia, de lo contrario los molestarás. Pero aquí, al lado de un Maxi, te sientes como un mosquito alrededor de un gigante que sigue imperturbablemente su trayectoria».
Foto: Duncan Kendall
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