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ictoria Pinar Martínez es más que una emprendedora apasionada. Es la fuerza creativa detrás de la marca de moda La Vida Mola, una encarnación de la positividad y un creyente en el poder transformador de la alegría. Madrileña que ha llamado a Mallorca su hogar durante los últimos 13 años, el viaje de Vicky, desde su fundación Maricastana al lanzamiento La Vida Mola, se basa en el crecimiento personal, la aceptación del cambio y la vida en sus propios términos.
La mudanza de Vicky a Mallorca hace más de una década fue, como ella dice, «por amor». Pero la isla se apoderó rápidamente de su corazón más allá de los lazos románticos. «Tenía muchas ganas de vivir en una ciudad junto al mar, con la hermosa energía que irradia Mallorca». Sin embargo, no fueron solo los impresionantes paisajes o el estilo de vida mediterráneo los que hicieron que se quedara. Fue el potencial sin explotar que vio en el mercado de la isla. Observó que muchas personas tenían que volar a Madrid o Barcelona para encontrar ciertos artículos de moda. «Mallorca me empujó a reinventarme, a aprovechar mi lado creativo y a aportar nuevas ideas a la isla», explica. Este deseo de llenar los vacíos existentes e introducir algo único se convirtió en la fuerza impulsora de sus proyectos futuros.
En el pasado, Vicky había explorado una variedad de profesiones, desde ingeniería hasta trabajar como socorrista y asistente de ventas en Aristocrazía, pero en el fondo, siempre supo que la vida le deparaba algo más significativo. Su primera marca Maricastana nació de la profunda pasión de Vicky por la moda y de su colaboración con su compañero Sergio, quien aportó su experiencia en diseño de interiores. «Soñábamos con crear una tienda conceptual o de estilo de vida, inspirándonos también en el padre de Sergio, que es tapicero. Nos imaginábamos tapizar piezas geniales con telas únicas y originales», comparte Vicky. Cuando apareció la ubicación perfecta en el corazón de Palma, supieron que estaba destinada a ser así. «Nos enamoramos del espacio de inmediato», recuerda. «Tenía unas impresionantes baldosas hidráulicas y vimos mucho potencial. Cada vez que la visitamos, salimos más contentos de lo que llegamos».